LAS CIENCIAS ANTE EL ESPIRITISMO
ESPIRITISMO ESTUDIADO
CAPÍTULO II
Ya estamos ante el gran zarzal del Sinaí. Este capítulo producirá seguramente rayos mortíferos, relámpagos que harán pararse a los viajeros, vulgo cultivadores de las ciencias y también rayos luminosos, cuya luz alumbrará las tinieblas de los equivocados, no pudiendo quedar ningún rincón obscuro.
Seguir un sistema didáctico y dialéctico, seria tan difícil como innecesario; pero ha de surgir en el curso del estudio la sentencia firme que ponga fin a todos los malentendidos de los hombres que se llaman científicos; que los que son en verdad científicos, no tienen malentendidos.
«La ciencia es todo», me ha dicho una vez un fanático de la ciencia. Quise saber cuánta ciencia y qué ciencia tenía el Quídam y se me ocurrió preguntarle: Vd. que parece ser muy científico y que abarca tantos conocimientos, ¿Me quiere decir qué es el Estado? -El estado es el gobierno- me contestó.
Lo que me evitó seguir preguntándole nada más, puesto que en vez de científico, es un éntico supremático. Otro ha dicho (a ojo de cubero sin duda) de una muchacha, porque es recia, que «es una hipoteroide».
Esta mujer que mide 1.55 m. de altura, pesaba aquel día 68 kilos y viaja todos los días 4 horas de tren, para desempeñar su clase de profesora.
¿Estará débil o fofas sus carnes?... Algunos sostienen que «el Sol tiene manchas». ¿Será culpa de la astronomía, o de los astrónomos?...
El espiritismo sabe y confirma a quien lo quiera oír, que las ciencias son perfectas en si mismas: lo cual es acusar a los malos científicos de los equívocos que tienen, que los tienen porque quieren que las ciencias sean puramente materiales, y no puede ser, porque proceden del espiritismo.
Si, las ciencias proceden del espiritismo. Y no me ensordecereís con vuestro vocerío y protestas sin fundamento, ni me acallarán vuestras risas despectivas. Sólo una razón eficiente, si sois capaces de encontrarla, me podrá hacer rectificar la afirmación hecha.
Si, las ciencias proceden del espiritismo. Y no me ensordecereís con vuestro vocerío y protestas sin fundamento, ni me acallarán vuestras risas despectivas. Sólo una razón eficiente, si sois capaces de encontrarla, me podrá hacer rectificar la afirmación hecha.
¿Hasta cuándo queréis que espere, ¡oh plagiadores de otros equivocados! para que rectifique! Bien, yo sé que tendría que esperar hasta que el valle de Josafat nos devuelva los cuerpos que perdemos aquí en América y otros puntos más lejanos, celebrando el más macabro baile de tibias y calaveras, que nunca llegará, aunque sea un articulo de fe de la Católica Iglesia, que es poco más o menos tan verdad como la «Hipoteroide» descripta, las «Manchas del Sol» y «El Estado es el Gobierno»..
No os inmutéis. Entended que el espiritismo es un escalpelo tan fino, tan fuerte y tan sutil, como contundente y sabio invencible.
El espiritismo jamás apostrofa a los hombres; pero reprime a los muy hombres que aun no son hombres, que se significan ellos mismos, haciendo imperfectas a las ciencias, hijas muy delicadas y muy amadas del espiritismo.
¿Y cómo queréis que un padre no reprima con mano dura, a los que violan y manchan a sus hijas? ¿Acaso no os dice el espiritismo los medios, para que sus hijas las ciencias, bellas como diosas del más alto olimpo imaginativo, se os presenten desnudas en toda su provocativa exuberancia y embeleso? ¿O es que odiáis el espiritismo, porque cuida de la pureza de sus hijas, como odia el libertino, a los padres que custodian la dignidad de sus hijas que él quiere corromper? Ya lo sabéis.
Las ciencias son puras: las ciencias son perfectas en si mismas: el que quiera verse amado de ellas, sea valiente; pídalas a su padre y el espiritismo le dirá de qué traje ha de vestirse para penetrar en el templo de la diosa, que lo esperará desnuda, sin velo y con los brazos abiertos, entregándole todo su amor, todo su sagrario, y ya para el agraciado, no tendrá ningún secreto.
La ciencia es mujer, necesita marido. ¿Quién quiere casarse con ella? Hay una sola condición: pedirla a su padre. Sin esta concesión, inútil, inútil e inútil. El que diga que es científico y no sepa que su amada es hija del espiritismo, es un mixtificador y un falaz. Engaño, fraude y mentira.
Pero siendo el Espiritismo la sabiduría (por lo cual engendra las ciencias perfectas) al encontrarnos con que muchos, la mayoría de los que viven de las ciencias, odian al padre de las ciencias; y muchos también, la mayoría de los que creen ser espiritistas, no entiende ni la A de las ciencias y ponen al espiritismo en el mayor ridículo.
Es forzoso que haya equívoco en los dos, o ignorancia también en los dos, de lo que son el espiritismo y las ciencias; es decir, la sabiduría conjunta y completa el espiritismo; y la sabiduría por partes, en las ciencias.
¿Es así? Veámoslo.
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